Mujer con canasta de flores- Abbott Fuller Graves |
La forma en que te vistes, actúas y te arreglas si importa, porque la gente lo ve...la gente te observa y el ejemplo arrastra.
La vestimenta de una persona lanza un mensaje al mundo, si te vistes de pants y tenis, el mundo asume que eres deportista, si una usa mallas y el cabello recogido, probablemente una bailarina de ballet. ¿Bata blanca?, es médico o enfermera...
Tenemos una gran responsabilidad. La manera en que nos vestimos muestra lo que somos por dentro. En muchas ocasiones lo exterior es reflejo de lo interior. La forma en que nos comportamos dice mucho de nuestra educación, de nuestros principios y cultura. Así también la ropa dice mucho de nuestras aspiraciones, deseos y creencias.
Como católicos tenemos la misión de evangelizar y dar testimonio de Cristo. Lo que queremos es que al vernos la gente vea a Cristo en nosotros. “Ya no vivo yo, pues es Cristo el que vive en mí". (Gál. 2, 20) Debemos mostrar al mundo que somos templo del Espíritu Santo.
Cuando la gente no nos conoce lo primero que ven es lo inmediato: cómo estamos vestidos, como respondemos y como actuamos. ¿Qué impresión damos a los demás?
Es muy importante que lo que vestimos diga a los demás "yo pertenezco a Cristo" "yo soy católico(a)."
La pertenencia a Cristo se expresa en renuncia de nosotros mismos, de nuestra vanidad y del mundo para vestir del modo que a Él le agrade; vestir de manera que fomentemos en nosotros y en quienes nos miran las virtudes de la castidad, la pureza, el pudor, la humildad y la caridad.
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