Modestia es belleza: octubre 2013

domingo, 27 de octubre de 2013

Días otoñales- En morado

Esta es una falda de pana color morado; arriba, una blusa blanca de manga larga. Para completar medias moradas y zapatos de piso tipo "ballerina" 
 



O bien una falda de mezclilla, blusa blanca con chaleco de distintos tonos de morado y boina rosa.
Recrea el estilo y la forma de vestir de una artista. 




domingo, 20 de octubre de 2013

Lo de afuera también importa

Mujer con canasta de flores- Abbott Fuller Graves
Se nos ha dicho- y es cierto- que lo más importante de una persona no es el exterior sino el interior. Efectivamente Dios ve el alma, el alma Dios nos la ha dado y hay que adornarla con las virtudes. Sin embargo lo de afuera también importa y mucho.

La forma en que te vistes, actúas y te arreglas si importa, porque la gente lo ve...la gente te observa y el ejemplo arrastra.
La vestimenta de una persona lanza un mensaje al mundo, si te vistes de pants y tenis, el mundo asume que eres deportista, si una usa mallas y el cabello recogido, probablemente una bailarina de ballet. ¿Bata blanca?, es médico o enfermera...
Tenemos una gran responsabilidad. La manera en que nos vestimos muestra lo que somos por dentro. En muchas ocasiones lo exterior es reflejo de lo interior. La forma en que nos comportamos dice mucho de nuestra educación, de nuestros principios y cultura. Así también  la ropa dice mucho de nuestras aspiraciones, deseos y creencias.

Como católicos tenemos la misión de evangelizar y dar testimonio de Cristo. Lo que queremos es que al vernos la gente vea a Cristo en nosotros. Ya no vivo yo, pues es Cristo el que vive en mí". (Gál. 2, 20)  Debemos mostrar al mundo que somos templo del Espíritu Santo.

Cuando la gente no nos conoce lo primero que ven es lo inmediato: cómo estamos vestidos, como respondemos y como actuamos.   ¿Qué impresión damos a los demás?
Es muy importante que lo que vestimos  diga a los demás  "yo pertenezco a Cristo" "yo soy católico(a)."
La pertenencia a Cristo se expresa en renuncia de nosotros mismos, de nuestra vanidad y del mundo para vestir del modo que a Él le agrade; vestir de manera que fomentemos en nosotros y en quienes nos miran las virtudes de la castidad, la pureza, el pudor, la humildad y la caridad.

miércoles, 16 de octubre de 2013

De excursión (¡usar falda sí es posible!)

En estas fotos se puede apreciar que es posible vestir con falda en lugares al aire libre, incluso para escalar o caminar.
Lo más cómodo y práctico es llevar falda larga y amplia para tener mayor facilidad de movimiento.













Para salir de paseo es importante tener algo con que cubrirse del sol. Y para mayor comodidad al caminar es una buena idea usar tenis. 








¡Sí es posible usar falda en cualquier ocasión!

domingo, 13 de octubre de 2013

Modesta, a la vez, hermosa.

Al hablar de que la mujer ha de vestir de forma modesta, no nos referimos a que debe cubrirse toda o a que vaya al extremo de afearse, lucir desaliñada y sin arreglo alguno. La modestia tampoco se trata de avergonzarse por ser bonita.
¡No!

 La mujer que viste modesta no desprecia su cuerpo o su rostro pues éstos le han sido dados por Dios, "Por consiguiente no es lícito al hombre despreciar la vida corporal sino que por el contrario tiene que considerar su cuerpo bueno y digno de honra ya que ha sido creado por Dios y que ha de resucitar en el último día" (GS 14,1)
Tampoco se esconde de los demás, sin embargo guarda su cuerpo porque es Templo del Espíritu Santo “¿No saben que su cuerpo es santuario del Espíritu Santo, que está en ustedes y han recibido de Dios y que no se pertenecen?...” (1Cor 6,1) al cubrirse muestra su dignidad de hija de Dios al mundo. Precisamente, la mujer que cubre su cuerpo resalta lo bello del rostro y del alma. Una mujer modesta es por tanto, hermosa.

 "El cuerpo del hombre participa de la dignidad de la "imagen de Dios" es cuerpo humano precisamente porque está animado por el alma espiritual y es toda la persona humana la que está destinada a ser en el Cuerpo de Cristo,  el Templo del Espíritu" (catecismo de la Iglesia Católica 364)

La mujer es bella, Dios la ha hecho así. La hizo de facciones suaves, armónicas, delicada, la hizo hermosa. No tiene por qué avergonzarse del don que Dios le ha dado, ni de la misión que le ha confiado.

 Dios ha dado a la mujer una sensibilidad especial. Suele fijarse más en los detalles, buscar hacer más lindo el lugar donde vive y adornar los espacios donde ella está. Es decir tiene la necesidad de cuidar y arreglar a las personas y cosas que le rodean. Por esta misma necesidad estética se arregla ella. En la naturaleza de la mujer está el deseo de arreglarse, de verse bonita, es parte de su identidad, tiene que ver con la feminidad. "Estas sienten como algo innato la necesidad de agradar a los demás" dice San Francisco de Sales refiriéndose a las jóvenes.
En su arreglo personal la mujer debe buscar la limpieza, ser pulcra y aseada en el vestir. Es bueno que elija ropa que le favorezca que le haga ver bonita, cuidando por supuesto de guiarse por la modestia y la templanza. Cuidar del arreglo personal es cuidar también su dignidad.
 Este deseo de arreglarse no es reprobable solo hay que cuidar que no se pase a la soberbia y a la vanidad. ¡Cuidado! porque al sabernos bonitas podemos envanecernos y llegar a ponernos en primer lugar a nosotras y no a Dios. Hay que recordar siempre que Dios es quien nos ha creado quien nos ha dado esos rasgos atractivos y agradecerle.

"Creo sin embargo que una mujer debe tratar de agradar ante todo a sus padres, hermanos, hermanas y sobre todo al marido, al hombre que la elegirá como esposa y será el padre de sus hijos. Ahora bien, todos éstos desean que la mujer sea elegante y bella pero en un marco de modestia que la haga más bella aún y moralmente atractiva.  La hermosura de la mujer resalta sin necesidad de extravagancias " (Albino Luciani Ilustrísimos Señores BAC p.25)

 Somos cuerpo y alma. La belleza del alma es también atractiva y se suma a la belleza física. Además la belleza de las virtudes permanece. "fugaz es la hermosura, la que teme al Señor merece alabanza"(Prv. 31; 10-31) esa belleza física algún día pasará ¿Qué quedará entonces?
"También la belleza es un don de Dios. El arte de vestir con buen gusto y elegancia es laudable especialmente en la mujer, Pero se trata de cosas pasajeras. Ser amigos de Dios estar unidos a El por una vida buena y una sincera piedad es más seguro y duradero." (Albino Luciani Ilustrísimos Señores BAC p. 155)

María Cristina de Saboya, joven graciosa y culta reina de Nápoles,  escribió en un poema:
Soy rica, sana y hermosa ¿y después?
poseo oro y plata              ¿y después?
la fortuna me ha ensalzado ¿y después?
casi única en espíritu y saber ¿y después?
¡si gozara del mundo mil años! ¿y después?
pronto se muere y nada queda
sirve a tu Dios y después lo tendrás todo.

 "La atracción que ejerce cualquier belleza sigue una trayectoria paradójica cuanto más bella es más remite a otra cosa distinta"  (Luigi Giussani, el sentido religioso ed. Encuentro p. 209) El hombre en lo más profundo de su ser desea a Dios, uno de los atributos de Dios es la belleza, Él es la Belleza. Cuando el hombre contempla algo bello, su alma se eleva a Dios. Así sucede al contemplar una obra de arte o al admirar la naturaleza.
Entonces la mujer que viste modesta, resalta la belleza natural que Dios le ha dado. Bien, la belleza de la mujer atrae las miradas. Una mujer vestida dignamente llama la atención, capta las miradas y su belleza eleva el alma de quienes la ven, hacia Dios. Ese debe ser el fin de la belleza femenina, remitir a Dios, que es quien la ha creado.
 "La mujer, que Dios forma de la costilla del hombre y presenta a éste, despierta en él un grito de admiración, una exclamación de amor y de comunión: "Esta vez sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne" (Gn 2,23). El hombre descubre en la mujer como un otro yo, de la misma humanidad." (Catecismo 371)
Ante la mujer que viste modesta y se arregla con dignidad el hombre vuelve a exclamar "Esta vez sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne" Es el asombro ante la mujer hermosa (por dentro y por fuera)
Ve en ella una compañera, una ayuda, una hermana, hija de Dios.

 El modelo de la mujer católica, la belleza en su máxima expresión, es la Santísima Virgen María. Decía Santo Tomás "La belleza de la bienaventurada Virgen inspiraba castidad en los que la miraban" (Santo Tomás Ap. Parav p. 2.1.citado por San Alfonso María de Ligorio en las Glorias de María) ¿Cómo sería su actitud, su andar, su mirar, su actuar, su forma de vestir y arreglarse, que inspiraba virtud en los que la veían? Jóvenes católicas: ese es nuestro modelo, así es como debemos arreglarnos, pensando en agradar a Dios y a la Virgen, pensando en llevar a quienes nos vean en la escuela o trabajo hacia Dios.


En estas fotos se puede ver algunas jóvenes vestidas con modestia, la ropa que llevan es linda, femenina, de buen gusto, hasta elegante. ¡Se ven hermosas! La ropa que llevan resalta la belleza natural que Dios les ha dado.
 Al vestir con modestia lucimos hermosas
Vistamos para Gloria de Dios.

Pinterest: jóven modesta=hermosa

(recuerda, para ver las fotos no es necesario registrarse)

domingo, 6 de octubre de 2013

Porque la modestia sí importa

UNA JOVENCITA DESCUBRE LA BELLEZA DE LA MODESTIA
por Emily Pass

Soy una estudiante de diecisiete años de edad, de cuna católica y he sido educada en casa desde el cuarto grado. Sin embargo, al pensar en mi infancia, no tengo recuerdos de que mis padres hayan tenido que ser estrictos en cuanto a la cuestión de  la modestia en mi manera de vestir. Habiendo sido educada en casa, rara vez necesité que me dijeran que encontrara algo menos entallado o menos revelador para vestir. Esto, lo atribuyo al hecho de que tuve la suerte de tener menos presión para vestir inmodestamente que la mayoría de las chicas de mi edad.
Entre los doce y dieciséis años, mi principal vida social fuera de casa era mi equipo de natación, lo cual fue una experiencia interesante. En poco tiempo surgió un grupo de chicas con el que continuamente pasaba el
tiempo y que consideraba mis mejores amigas. Recuerdo que yo ya tenía una opinión sobre lo que era
indecente en aquel entonces y ya comenzaba a desarrollar la reputación de ser “la religiosa” entre mis
amigas y un poco la de mojigata. Yo era la chica que iba a las prácticas en pantalones vaqueros y una
camiseta grande y solía debatir con mis amigas sobre por qué los bikinis “no son tan geniales”.

Me viene a la memoria una amiga, cuando nos dijo al grupo de chicas en el vestidor que se iba de vacaciones y que no podía esperar llegar a la playa vistiendo su nuevo bikini. Cuando le pregunté por qué quería usar un bikini en vez de un traje de baño normal de una pieza, ella sonrió con picardía y dijo que el bikini atraería la atención de los chicos. Eso me puso a pensar. Entonces es por eso que las chicas nos vestimos así, ¿no es cierto? Para llamar la atención de los chicos. Si bien ocasionalmente solía discutir con mis amigas sobre la modestia, aun así tenía que luchar contra ella yo misma. La atmósfera de las personas en la alberca ejercía cierta presión en mis decisiones sobre cómo vestirme. De pronto me encontré usando tops un-poco-demasiado-ajustados y pantalones cortos un-poco-demasiado-cortos cuando sabía que iba a ver un tipo que me gustaría en ese tiempo, pero realmente nunca le dí mucha importancia al por qué. Yo sabía que vistiendo de esa manera me ayudaría a atraer la atención, pero ingenuamente nunca acabé de entender que un hombre ve el mundo desde una perspectiva totalmente diferente a como lo hace una chica. No sabía que un hombre sentiría probablemente cosas diferentes cuando veía a una chica atractiva a lo que le ocurre a una chica cuando ve a un chico atractivo. Ciertamente sabía que las chicas y los chicos veíamos las cosas de otra manera, pero simplemente no me daba cuenta de cuán diferente. Con toda honestidad, yo sólo quería
verme “linda”.

Así que todo ese tiempo, mientras crecía mi amor por el Señor, no fui lo suficientemente lista para darme cuenta que estaba siendo un poco farisaica al mismo tiempo que hipócrita. Mientras que en mi mente nunca me vestí tan atrevida como el resto de mis amigas con todo casi llegaba a sobrepasar los límites que yo misma me había impuesto tal como ellas lo hacían. Mi corazón no estaba puesto en el lugar correcto. Me vestía con modestia porque “era lo correcto” pero no por respeto a mi propia dignidad y por amor y respeto a la dignidad de los hombres que me verían.

Curiosamente, fue justamente un joven quien me hizo consciente del hecho que me faltaba el corazón de una mujer verdaderamente modesta. Lo conocí en una Conferencia de Steubenville, un retiro de una semana auspiciado por la Universidad Franciscana de Steubenville para estudiantes de preparatoria a nivel nacional. El primer día me aparecí vistiendo una camiseta y unos pantalones cortos. Ahora los llamaría pantalones cortos demasiado cortos, pero en ese tiempo sentí que estaba vestida apropiadamente. Esto es, hasta que vi. a un joven en el grupo que era de mi ciudad, quien evidentemente amaba a Dios e inmediatamente me gustó. Naturalmente me di cuenta rápidamente de lo corto que eran mis shorts en realidad. Me percaté que este joven era el tipo de persona que probablemente no consideraría a una chica que no vestía con modestia un prospecto adecuado para ser su novia. Así que cambié mi táctica a algo que era totalmente contrario a lo que el mundo me había enseñado. Mostré menos mi cuerpo para llamar la atención de un hombre.

Y en efecto, comencé a interesarme en el tema de la castidad y la modestia mucho más que el reducido conocimiento que tenía de la Teología del Cuerpo. Escuché mucho de Jason Ebert, un conferencista sobre la castidad que habla particularmente a los jóvenes. Sus ideas tenían mucho sentido y me aclararon bastante lo que antes no había yo entendido sobre la modestia. Aprendí que vestir modestamente no es para ocultar nuestros cuerpos porque éstos son sucios, sino más bien velarlos porque son santos. Y mis nuevas tácticas para atraer hombres me dieron el valor para vestime de una manera santa. Solía ir a mi armario con el joven
que conocí en la Conferencia en mi mente y me preguntaba: “¿Le gustará a él que vista esta prenda?” Si
la respuesta era no, porque no era lo suficientemente modesta, no me la ponía. Abordar así este tipo de
decisiones me facilitó muchísimo dejar de vestir las prendas que casi sobre pasaban el límite.

El tema de la modestia pronto se convirtió en objeto de creciente interés para mí mientras escuchaba las conferencias de Jason Ebert por Internet y leía sus libros. Nunca le di demasiada importancia a cómo veía un joven a una chica hasta que Jason me lo explicó. Finalmente, aprendí que la manera cómo uno se viste envía un mensaje al mundo. Si alguien viste ropa deportiva, el mundo asumirá que es un atleta, y si alguien se viste de jeans, botas y sombrero vaquero, el mundo asumirá que se trata de una persona que vive en el campo. Si una chica se viste de manera que revela su cuerpo al mundo, el mundo asumirá que ésa es su mayor atracción. Por el contrario, si una chica vela su cuerpo y respeta su propia dignidad así como la dignidad de los demás, será más fácil para el mundo entender que hay mucho más detrás de esta chica que una colección de partes del cuerpo.

Alrededor de la Navidad del año pasado, descubrí una manera buenísima para explicar cómo una chica vestida con modestia sería de hecho más cautivadora que otra que revelara más de su cuerpo. Como dije, era la época de la Navidad y yo acababa de terminar de acomodar algunos regalos recién empacados debajo del árbol. No me tardé mucho en notar que algunos de éstos tenían mi nombre escrito. Naturalmente, los recogí uno por uno, los estudié, sacudiéndolos y volteándolos, tratando de adivinar qué contendrían. Me di cuenta que esa misma impresión y curiosidad causaría en los hombres una chica modestamente vestida. Sentí que los hombres que veían a una chica así, probablemente se sentirían atraídos hacia ella como a un regalo de Navidad empacado. Esto los inspiraría a estudiarla y a llegar a conocerla para descubrir que hay dentro de su corazón y no debajo de su ropa. Entonces me di cuenta que podía comparar la falta de modestia a un regalo sin envolver. Si bien hay una emoción inmediata cuando recibimos un regalo, el entusiasmo desaparece mucho más pronto cuando le quitas el misterio de lo que hay dentro.

Darme cuenta de esto me hizo evidente que una joven
mujer que se viste con modestia invita a los hombres a apreciarla. Entender que las mujeres podemos
ser cautivadoras para los hombres del mismo modo que cautiva un regalo debidamente empacado, de
alguna matera fue halagador y me llevó a querer vestirme modestamente aun más. Esto también me llevó
a descubrir con sorpresa que yo misma era realmente hermosa y cautivadora y que cualquier mujer lo era
también. Pude verme a mí misma y a todas las demás mujeres como auténticamente hermosas, la joya de
la corona de la creación de Dios.

El concepto de modestia realmente consiste en tomar la belleza femenina y velarla, no ocultarla, lo cual en verdad atrae la atención a la belleza entera de la mujer llevando a los demás a honrar y respetar esa belleza. Esto permite a quienes la rodean, percibir la belleza de su mente, su alma y su corazón así como de su cuerpo y reconocer todo ello como algo sagrado. Por tanto, ahora me causa verdadera tristeza ver a una mujer vestida de manera atrevida, lo cual desafortunadamente sucede con demasiada frecuencia. Me siento triste porque en esa mujer hay mucho más, hay una belleza profunda y ella misma impide que sea vista.
Viví una experiencia sorprendente el pasado verano y creo que nunca hubiera ocurrido si yo no me hubiera vestido con modestia. Este verano tuve a un grupo de amistades de la iglesia con las que salía regularmente y todas ellas, excepto yo, eran hombres. Fue una hermosa experiencia poder andar con estos jóvenes y sentirme segura y respetada todo el tiempo, sin mencionar cuán honrada me sentí con su amistad. Sé que esto no hubiera sido posible si yo me hubiera vestido de manera atrevida. En tal caso, ellos no hubieran podido disfrutar auténticamente mi amistad y compañía, ya que la mitad de su mente hubiera estado distraída y hubiera estado tentados a pecar si yo no hubiese velado mi cuerpo. Mis acciones fueron respetuosas para ambos: para mí y para ellos. Vestirme con modestia les permitió ser caballeros con armadura brillante y mostrar hacia mí un trato caballeroso, convirtiéndome así en la princesa. Realmente me sentí hermosa, por dentro y por fuera. ¿Y qué mujer no quiere ser apreciada así?

Me gustaría que todos los jóvenes hombres y mujeres de mi edad pudieran experimentar relaciones buenas y puras como ésta. Creo que toda chica necesita a un hermano en Cristo que espere de ella que se trate a sí misma con clase y dignidad y tratarla él también como la princesa que es. Quisiera que todas las jóvenes mujeres en el mundo supieran que son un tesoro y esa hermosura de mujer que Dios creó. Yo reto a las jóvenes mujeres de hoy a mostrar menos sus cuerpos y más a sí mismas. La belleza de una mujer fue creada a imagen de Dios, así que glorifiquemos a Dios en nuestros cuerpos y esforcémonos por ser puras en todos los aspectos, de tal manera que llevemos a otros a Cristo.

“¿No saben que su cuerpo es santuario del Espíritu Santo, que está en ustedes y han recibido de
Dios y que no se pertenecen?...” (1Cor 6,1)
Tomado de la Revista envoy

miércoles, 2 de octubre de 2013

Mi estilo de otoño

www.cosmosmagazine.com


En el hemisferio norte ya ha comenzado el otoño. Sopla el viento un poco más frío y  disminuye la intensidad de los rayos del sol. Compartimos algunas sugerencias de ropa para esta época del año.
Este es mi estilo de otoño:





  • Faldas de pana: son mis favoritas, y pueden ser de colores otoñales; negro, beige, verde, morado...

Aquí un ejemplo:



  • Faldas de lana: son excelentes para el frío, ya que son abrigadoras y calientitas.






















  • Botas: Este tipo de faldas combinan bien y se ven muy bien con botas; altas, bajas, ¡de cualquier estilo!


También me gusta utilizar zapato plano, de piso, con forma de zapatillas de ballet. sobre todo de color negro.

  • Mallas: continuando con el estilo de bailarina me gusta usar mallas de distintos colores o diseños

también las hay de un solo color y yo prefiero las azul marino o negras. Me agrada como se ven las mallas negras y los zapatos de piso.


  • Estas son algunas de mis blusas preferidas para el otoño:





















  • Suéteres de lana son muy cómodos, abrigan muy bien y se ven bien. Este es mi favorito:



Para el cabello comúnmente lo utilizo suelto, pero como no me gusta que me estorbe y se vaya a mi cara utilizo ballerinas  o redes.

En la escuela maestros y compañeros me preguntaban por qué usaba falda en época de frío. Decían que seguramente estaría congelándome. Pero no es así. Una de las grandes ventajas de usar falda es que abajo puedo utilizar ropa térmica, pantalones mallas... entonces ¡por supuesto que no paso frío!

Próximamente les compartiremos fotos para ejemplificar cómo combinar  todos estos elementos.

Encontrarás  más ejemplos modestos para está época en nuestro tablero especial de otoño
Pinterest: Estilo de otoño
(recuerda para ver los tableros de pinterest no es necesario registrarse)

Saludos en Cristo,
luflute9

Un agradecimiento especial a mi hermana por tomar y editar las fotos.